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Telata de Isbuia


Telata de Isbuía era un puesto avanzado a unos 40 kilómetros de la Capital Sidi Ifni. Se componía de un puesto de Tiradores de Ifni y otro de Policía. Debido a los ataques sufridos, tuvieron varios heridos que era preciso evacuar con urgencia, para lo cual solicitaron la inmediata ayuda al Mando en Sidi Ifni.

En el campamento paracaidista, de pronto, la llamada de atención del sargento Moncada hizo que todo el mundo adoptara la posición de firmes. Frente a ellos apareció un joven oficial, alto, serio, con aspecto de militar íntegro dedicado por entero a su profesión, pero al que todos adoraban por la cordialidad y el respeto con que les trataba.

Era el Teniente Ortiz de Záfate-y Sánchez y Movellán, hijo de militar, que se había adherido, desde el principio, con gran entusiasmo a la idea paracaidista que encarnaba el comandante Pallás. Su semblante serio y aquéllos guantes blancos que lucía en las grandes ocasiones delataban la trascendencia del momento.

Tras recorrer con la mirada las filas de jóvenes paracaidistas que se mantenían rígidos frente a él, les dijo unas palabras que quedaron grabadas para siempre en la memoria de la mayoría de ellos:

Señores, vamos a Telata de Isbuía. La guarnición de aquel puesto ha sido atacada por los moros y necesitan medicinas. Nuestra misión es llevárselas»
y. dirigiéndose a sus superiores, dijo “ENTRARÉ EL TELATA O EN CIELO “.

A las 17, 35 horas del 23 de noviembre de 1957 salió la columna de socorro hacia Telata. Junto al teniente formaban tres grupos de combate (37 hombres), una escuadra de morteros de 50 mm. (5 hombres), una escuadra de ametralladoras de la 10ª Cía. (6 hombres), dos enlaces de transmisiones pertenecientes a la 9ª Cía., un capitán médico, un brigada practicante del Grupo de Tiradores de Ifni n°1 y cuatro conductores de automóviles..

Mientras veía partir la columna, el teniente Frías O' Valle no pudo reprimir una sensación de temor. Para él la sección del teniente Ortiz de Zárate fue enviada a liberar Telata siguiendo los deseos expresos del General Zamalloa, que no podía mantenerse inactivo mientras los puestos españoles eran atacados. Esta decisión iba a condenar al teniente pues era una locura enviar a tan pocos hombres a bordo de unos camiones que no eran de fiar, sin apenas armas pesadas ni enlace con la retaguardia, a través de un territorio completamente dominado por el enemigo.

Tras todo el día de marcha, hacen noche sobre el terreno para descansar y seguir al día siguiente. Ya estamos cerca Telata, ya se ven sus edificaciones.

El día 24 de noviembre viene un moro que dice no quiere estar con los insurrectos, diciendo que más de cien hombres están atacando Telata y que a ellos les esperan otros cien en Amezar ( lugar por donde se ha de pasar obligatoriamente ).
Son las 10,45. Efectivamente, sufren un intenso fuego de " pacos" y de ametralladoras.
Intentan comunicarse entre sí a través de los Radio-teléfonos, pero no funcionan. Hay que hacerlo a base enlaces que vayan arrastrándose o como puedan, de puesto en puesto.
Aparecen los aviones Heinker y, como no tienen bombas, ametrallan, con pocos resultados, ante un enemigo disperso y entre matorrales.
Hay que comunicar la situación tanto a Telata como a Sidi Ifni, pero el trasto de la emisora no funciona,.“.

25-11-57. Nuevo ataque furibundo. Quedan dos cantimploras de agua para 54 hombres. Se reparte a cada uno un poco de chusco untado en leche condensada. El agua para los heridos más graves.