sábado

Fotos de veteranos

































Carta manuscrita encontrada en un bolsillo del uniforme del Teniente Ortíz de Zárate


¡Oh, Dios!, Señor de los que dominan,
Guía Supremo que tienes en tus manos las riendas de la vida y de la muerte, escucha mi oración de guerra.
Haz, Señor, que mi alma no vacile en el combate y mi cuerpo no sienta el temblor del miedo.
Haz que yo te sea fiel en la guerra como yo te lo fui en la paz.
Haz que el silbido agudo de los proyectiles alegre mi corazón.
Haz que la sed y el hambre, el cansancio y la fatiga, no lo sienta mi espíritu, aunque lo sienta mi carne y mis huesos.
Que mi alma, Señor, esté siempre tensa, pronta al sacrificio y al dolor. Que no rehúya, ni en la imaginación siquiera, el primer puesto en el combate, la guardia más dura en la trinchera, la misión más difícil en el avance.
Pon destreza en mi mano para que mi tiro sea certero.
Pon caridad en mi corazón para que mi tiro sea sin odio.
Haz por mi fe, que yo sea capaz de cumplir lo imposible. Que desee vivir y morir a un tiempo.
Morir como tus Santos Apóstoles, como tus viejos profetas, para llegar a Ti.
Vivir como tus abnegados misioneros, como tus antiguos cruzados, para luchar por Ti.
Te pido Señor, que mi cuerpo sepa sufrir con la sonrisa en los labios,
¡Como sufrían tus mártires Señor!
Concédeme, ¡oh! Rey de las victorias, el perdón por mi soberbia.
Quise ser el soldado más valiente en mi Ejército, el español más amante de mi Patria, ¡perdona mi orgullo Señor!
Te lo ruego por mis horas en vela, el fusil y el oído atento a los ruidos de la noche.
Te lo pido por mi guardia constante en el amanecer de cada día.
Por mis jornadas de sed y de hambre, de fatigas y de dolor.
Si lo alcanzo Señor, ya mi sangre puede correr con júbilo por los campos de mi Patria y mi alma puede subir tranquila a gozarte, en el tiempo sin tiempo de Tu eternidad.