domingo

Esperada respuesta

Un escrito basado en la obra de teatro "Los Niños" Premio Lope de Vega de 1969, del autor D. Diego Salvador Blanes (Q.P.D.) y dedicado así mismo, a D. Adolfo Cano por su inquebrantable defensa de los veteranos de Ifni-Sahara.

(Por fin, se levanta el telón)

 El escenario está iluminado tenuemente, casi en absoluta oscuridad por aquello del ahorro para los actos de homenaje a los viejos soldados.

 Un calendario señala que se está a principios del año 2017 mientras una pantalla de proyección permanece extendida en una pared . 
En la parte anterior izquierda del escenario y a un metro del suelo se alza una plataforma, apta para una gran mesa y dos sillas; sobre la mesa una foto de la ministra de Defensa, varios papeles, un anticuado proyector y un teléfono. (Posiblemente el teléfono usado por Gila) 

A la plataforma se llega por una amplia escalera. 
Los laterales del escenario y el fondo, son de color tierra del desierto africano; el suelo, con una gruesa alfombra del color rojo de la sangre vertida por los solados españoles.

Cuatro supervivientes; cuatro viejos soldados en representación de los cerca de diez mil soldados que combatieron en la guerra de Ifni-Sahara, entran por la izquierda ataviados con viejos y raídos uniformes habituales entonces de las unidades a las que pertenecieron.

Los cuatro soldados, viejos y estropeados, entran despacio, como asustados, casi agarrados los unos a los otros, mirándose nerviosamente, en movimientos cautelosos. Han sido citados por la autoridad competente para recibir una compensación moral por sus servicios a la Patria durante aquella contienda.

Llegan al centro del escenario y allí, espalda con espalda y cogidas sus viejas manos quizá en busca de protección, miran a todos lados.

Así comienza el acto que transcurre en una sala diáfana en el sótano del Ministerio de Defensa, donde una foto de la ministra que toca en ese momento, preside el solemne acto. Allí se encuentran un capitán de cocina recién ascendido y un teniente chusquero, que desarrollarán la dramática escena que quedará para el futuro impresa en la mente de los cuatro viejos de ya escasa utilidad.

Durante la escenificación, cada viejo soldado y a fuerza de estrujar su todavía no tan débil memoria, van relatando sus vivencias y los recuerdos de cuántos compañeros suyos encontraron la muerte, fueron heridos, les dieron por desaparecidos o sufrieron cautiverio, en aquella ignorada guerra de Ifni-Sahara de 1957/58 que al parecer, hoy inopinadamente se recuerda.

El viejo legionario se centra en el relato del combate de Edchera; el viejo tirador de Ifni cuenta y no acaba de sus compañeros muertos en sus brazos; el viejo paracaidista explica los primeros saltos en guerra en Tiliuin y en Erkúnt y sus heridas, que le obligan a caminar con muletas; por último, el viejo soldado del regimiento Soria, nº 9, que relata su grave enfermedad sufrida tras la explosión de un mortero muy cerca de él.

 Casi al final de cada historia y sus vicisitudes personales, es cuando a los cuatro viejos soldados que han permanecido a pie firme uno de ellos con muletas y otro en silla de ruedas, les ofrecen tomar un sorbo de agua servida por un cabo furriel que nunca falta.

Entonces el capitán, carraspea adulador:

Señora ministra (se vuelve hacia la foto), señores...veteranos, después de estas exposiciones que según ustedes recuerdan de la guerra de Ifni y del Sahara también, se va a practicar (comienza lentamente a caer el telón), un acto de "desagravio" general por el olvido a todos los veteranos de Ifni-Sahara gracias al celo de nuestra recién llegada ministra de Defensa.  La foto de la ministra parece que les sonríe y con superioridad inclina la cabeza, al tiempo que los cuatro viejos soldados saludan sin ningún entusiasmo llevándose las manos a su respectivo chapiri, tarbush, boina negra y gorra de campaña (continua), y que gracias a sus constantes desvelos (una pausa y continua), van ustedes a presenciar en una panorámica de un tiempo ya olvidado desde entonces y para siempre, de la realidad, y no de las vicisitudes que según ustedes padecieron cuantos allí afirman haber combatido al moro amigo de Franco en 1957/58.

Y entonces, y a los acordes de un vibrante himno nacional, comienza  a falta de otras imágenes, la proyección sobre la pantalla, de las escenas más impactantes filmadas por el NO-DO, destacando sobre todo las actuaciones de los cómicos llegados al aeropuerto de Sidi-Ifni durante las alegres navidades de 1957.

Eso es todo.

(Definitivamente cae el telón.)



Durante la Operación Gento y según consta en varios libros e incluso en un cómic de la Historia de la Bripac, los CLPS Carlos Vico y Juan Conejo fueron quienes ayudaron al teniente López Pérez herido levemente en un pie, pero que en vista de su negativa a caminar y ante la presencia de los moros, optaron por echar cuerpo a tierra y juntos repeler la agresión del enemigo.
El General Colldefors en su relato nos recuerda que un tiempo después acudieron a ayudarles el cabo Agapito Álvarez y el fornido cabo Bejarano, a quien después y solamente a él, merecidamente, se le concedió la Cruz del Mérito Militar.