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Ahora parece ser que se establece que todos los seres humanos somos iguales sin diferencias por ser de una raza u otra. Ya no se podrá afirmar entonces que la masa encefálica de los negros es menor que la del hombre blanco.
Sin embargo, los científicos que siguen estudiando los mecanismos cerebrales de los ancianos, afirman que a más estudios menos deterioro mental.
Ahora también se sabe que el cerebro no es imprescindible para el ejercicio de algunas profesiones. Hay, según se dice de políticos en activo, que dan encefalograma plano, circunstancia que en nada afecta a la importancia de sus cargos.
También queda claro que la inteligencia no es una dotación natural inalterable, sino que se desarrolla ejercitándola. Los quebraderos de cabeza, ayudan en buena medida a tenerla sobre los hombros, atentas al progreso y a las noticias.
En un diario del otro día, leyendo a un escribidor, compartía con él lo mucho que se habla de la angustia del escritor ante un folio en blanco. Sin embargo no le creo del todo, porque yo lo hago ante el ordenador y me pasa lo mismo. Todos los días, él hace sus deberes a pesar de todo lo que afirma. Es cuestión de gimnasia. Unos ejercitan los bíceps y otros las neuronas.
También se creía antes que el tamaño del cerebro era condicionante de la capacidad mental y no es cierto a pesar del enorme tamaño del de Einstein. Según se supo en su día, el cerebro de Anatole France era muy pequeño y sin embargo, no fue motivo que le privara de escribir hasta hartarse y de que le concedieran el Premio Nobel de literatura en 1921.