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El conflicto de guerra olvidado

Por Francisco Javier de la Uz Jiménez.


            La última guerra de África en la que combatieron nuestras Fuerzas Armadas, fue la de Ifni-Sahara, desde noviembre de 1957 a febrero de 1958.  Fue una guerra breve, justa, dura, difícil y victoriosa.
           Breve, porque se supo llegar en un corto espacio de tiempo, tres meses, a imponer la paz.
          Justa, porque España pretendía defender lo que en derecho le pertenecía y, de hecho, tanto le convenía.
          Dura, porque hubo de realizarse en un terreno inhóspito, contra un enemigo correoso, con un Ejército de Tierra mal dotado, con una Armada vieja y una Aviación anticuada.
         Difícil, porque, en su tiempo, una guerra colonial de este tipo estaba condenada al fracaso. Eran aquellos años cincuenta en que la poderosa Francia y la poderosa Inglaterra perdían sus inmensos imperios coloniales.
         Victoriosa, porque España supo imponer, contra viento y marea, contra el llamado «viento de la historia» y contra la marea de la presión internacional, su paz.

         El territorio de Ifni fue cedido a España a perpetuidad por el sultán de Marruecos Mohammed IV por el Tratado de Wad-Ras, fue firmado en Tetuán el 26 de abril de 1860.
       
          Tras obtener en 1956 la independencia, Marruecos empezó a expresar su interés por descolonizar las posesiones españolas, fundadas en los proclamados vínculos históricos y geográficos de dichos territorios con Marruecos. El sultán marroquí, Mohammed V, alentó los esfuerzos para reclamar las posesiones españolas y personalmente financió a los conspiradores anti-españoles en Ifni.
          
      La Guerra de Ifni,  enfrentó a fuerzas  españolas  con  marroquíes en  la  pretensión por  parte de estas últimas de controlar el territorio de  Ifni  y Villa Bens/Tarfaya,  por  entonces  bajo  administración  española  como  parte de sus posesiones en el Sáhara Occidental al  norte de África, entre  noviembre de 1957 y febrero de 1958 y que  culminó con  el abortado  asedio  de  la  ciudad de Sidi Ifni.
 Diez años  después  el  Gobierno  de  España, en acuerdo de 12 de Octubre de 1968  otorgaría la retrocesión de Ifni a Marruecos. La Bandera española  se  arrió de Sidi Ifni el 30  de  Junio de 1969.

         La guerra fue dirigida fundamentalmente por elementos del Ejército de Liberación Marroquí, la antigua fuerza de liberación que luchó por la independencia contra los franceses, liderados por el dirigente del Istiqlal, Ben Hammú. Una vez obtenida la independencia, mientras que aproximadamente  la mitad  de  los miembros del ejército de liberación se constituían en el Ejército Real Marroquí, el resto se dirigió  al sur a  conquistar las  posesiones  españolas  en el norte de África. Los grupos armados marroquíes operaban por todo el territorio del Sahara.

      Las Bandas Armadas del llamado Ejército de Liberación contribuyeron eficazmente a la independencia de Marruecos, especialmente en la zona del protectorado francés. Una vez declarada la independencia y establecida la competencia de las Fuerzas Reales Marroquíes, las bandas armadas iniciaron su desplazamiento a la región sur del país.
      El 10 de Agosto se produjo la primera agresión a una fuerza armada española. El antiguo puesto fronterizo marroquí de Tiguisit-Igurramen, situado en nuestro territorio, aparecía desde días antes ocupado por un contingente de 80 a 100 hombres del Ejército de Liberación. Una patulla española, cuya misión era reparar una línea telefónica cortada, recibió fuego de fusilería al pasar por las proximidades del puesto marroquí. Se repelió con fuego al enemigo y se retiró la fuerza.
        
      El 24 de Agosto se acusa ya la existencia de una importante masa de 800 hombres entre el Aaiún del Draa y Eglimin, o lo que es igual, entre el enclave de Ifni y el río Draa, frontera entre Marruecos y la zona sur de nuestro protectorado.

      Mientras tanto, las tropas marroquíes se agruparon en las inmediaciones de Ifni. El 23 de Octubre, dos pueblos en los alrededores de  Sidi Ifni,  Goulimine y Bou Izarguen, fueron ocupados por 1.500 soldados marroquíes (muyahidín). El cerco había comenzado.

     Debido a los acontecimientos, las autoridades españolas deciden enviar por vía aérea desde Melilla, entre los días 5 y 11 de Noviembre, la II Bandera de la Legión a Villa Ben, transportada por aviones T-3 (Douglas). La VI Bandera, había sido transportada desde esta ciudad por mar a bordo del Crucero “Canarias” y del Destructor “Méndez Núñez” a Las Palmas de Gran Canaria y posteriormente en avión y por los mismos medios, desde la Base de Gando, llega entre el 7 y el 11 a El Aaiún; donde ya se encontraba la XIII Bandera. Quedando desplegada la quinta Unidad Legionaria en Villa Cisneros con  la IV Bandera.  También se desplazaron a Ifni la II Bandera Paracaidista y dos Compañías del Regimiento de Infantería de Fuerteventura.

      Tras una serie de incidentes en los meses previos, la Guerra de Ifni-Sáhara comenzó el 23 de noviembre de 1957, cuando el Ejército de Liberación atacó de forma coordinada el polvorín de Sidi Ifni y las posiciones defensivas españolas.

       El 20 de noviembre, los servicios de inteligencia españoles en Ifni supieron  que los indígenas de la zona de Hameiduch, al norte del territorio, hacía tiempo que se dirigían al Zoco el Jemis, en Marruecos, donde se les entregaban armas y se les organizaba en escuadras y pelotones. También se sabía que 1.500 hombres de las BAL, a las órdenes de Ben Hammú, habían salido de sus campamentos  habituales con destino desconocido; así que los ataques de los marroquíes, eran inminentes.
        Gracias a esto y a otras informaciones, tales como una de origen francés, en la que se sabía tenían como objetivos el campo de aviación y el Bu Laalam que domina de cerca la población, no hubo sorpresas.
    
      A las cuatro de la mañana del día 23 de Noviembre de 1957,  quedaron cortadas todas las líneas telefónicas con los puestos avanzados en la frontera. Se intentó el enlace radio con los puestos en los que se contaba con ella. Uno a uno fueron saliendo. Había inquietud en todos, pero la única novedad era el corte de la comunicación telefónica. Se esperaba algo. No estaba claro dónde ni cómo sería el estallido.
    
      A las 5,30 horas de la mañana se resolvió la incógnita. La tormenta estalló sobre el mismo Sidi Ifni. El enemigo infiltrado, intentaba alcanzar el depósito de municiones. Un escucha, al ver las sombras dio el alto. Las sombras siguieron y el muchacho disparó su arma. Un grupo de indígenas inició el fuego mientras otros corrían hacía el objetivo. La guardia del Depósito hizo fuego con sus viejos Máuser repeliendo la agresión junto con un Retén que se unió a ella. Los asaltantes se quedaron sorprendidos y tras un fuerte tiroteo, fueron desapareciendo de la vista y siguió la pelea por el fuego, desde lejos.

           Aunque el asalto a la capital fue repelido con éxito, varias posiciones cayeron en manos del enemigo, mientras que otras, como las de Telata y Tiliuin, fueron sometidas a un duro asedio.

       Quizá la situación más grave era el caso del  Zoco de Telata de Sbuía, en el Sur. Era un nudo de comunicaciones importante situado en una gran hondonada, rodeado de montañas, no muy altas, pero sí muy quebradas. Había en él una importante guarnición, constituida por la Plana Mayor de la 3ª Compañía del Grupo de Policía de Ifni y la 12ª Compañía de Fusiles del III Tabor, más una Sección de ametralladoras de Tiradores de Ifni y un destacamento de transmisiones. Con un conjunto de no menos de 130 hombres, entre los que casi un 40 por ciento eran indígenas.
        A las 06.30 de la madrugada del 23 de noviembre de 1957, varios grupos del Ejército de Liberación Marroquí atacan el puesto de Telata, con intenso fuego de fusilería, ametralladoras y morteros. El ataque había sido muy duro desde el primer momento. Y no sólo por el fuego, sino que hubo un asalto a la posición y un furioso combate dentro de ella. Arrebataron los asaltantes un fusil ametrallador, pero el Sargento Salomón, don Salomón Díaz Andrés, Sargento de Infantería, se lo arrebató de las manos a bombazos, resultando gravemente herido en una pierna. El jefe de la Sección de Policía Indígena, Brigada de Caballería Luis Gutiérrez Nalda, resultó también gravísimamente herido al repeler al enemigo, obligando a éste a abandonar la posición.

       La gravedad de las heridas de estos hombres ejemplares aconsejó su evacuación inmediata. Sólo una intervención quirúrgica podía salvarles la vida. No se dudó. Se organizó lo más rápidamente que fue posible un Destacamento de Socorro, compuesto por una Sección de la II Bandera Paracaidista, al mando del Teniente Ortiz de Zárate, reforzada con un pelotón de ametralladoras y un equipo de destrucciones y transmisiones, cuyo cometido era llevar a Telata una ambulancia con un Oficial médico y un Brigada practicante. La salida se produjo a las cuatro de la tarde desde un Sidi Ifni cercado por el enemigo. Parece que el Teniente Ortiz de Zárate, hombre de excelente temple militar y moral, dijo a sus hombres en este momento una frase breve, a manera de arenga: “A Telata o al Cielo." Era la aceptación del sacrificio por un soldado ejemplar. Aunque la distancia no es grande, 35 km, la marcha no pudo ser rápida. El enemigo, dueño del campo, hostilizó a la pequeña columna, tratando de detenerla, sin conseguirlo.

          El día 24 de noviembre la situación empeora. En Telata los heridos siguen muy graves. La Sección del Teniente Ortiz de Zárate avanza muy lentamente por la pista que unía Sidi Ifni y Tiliuin (los camiones no podían ir campo a través, dado lo abrupto del terreno ifneño), puesto que los irregulares marroquíes habían interpuesto piedras en el camino. A esto había que añadir las frecuentes emboscadas realizadas por los marroquíes que, al día siguiente, causaron varias bajas, forzando a la expedición a abandonar los camiones y salir de la pista por la que transitaban. A pesar de ello, ha sido vista por la aviación avanzando hacía el puesto, con grandes dificultades, totalmente rodeada de enemigos y con víveres y agua en cantidad tan limitada que exigen el abastecimiento por vía aérea.
      
            A partir de este momento, se les provee de víveres y agua por avión. Pero el enemigo no cesa en su ataque. El día 26 muere el Teniente Ortiz de Zárate. El Sargento Moncadas toma el mando. Al final, cuando son rescatados, el balance de bajas es de cinco muertos y catorce heridos graves. Se concede al Teniente y al Sargento la Medalla Militar Individual.

        En los otros puestos grandes sigue la resistencia. La situación más delicada, incluida la de la Telata con sus muertos y heridos graves desde el primer día, era la de los Puestos más alejados: al Norte, Tabelcut, Bifurna y Hameiduch; al Sur: Tiliuín.
  
        Tiliuín en el Sur, a muy escasos kilómetros de Egleimín, uno de los centros de organización de las Bandas Armadas de Liberación en territorio marroquí, parecía el más peligroso de todos los Puestos. La guarnición había sido bombardeada desde el primer día con morteros. En un intento de ocupación del puesto a la fuerza, el enemigo había llegado al botiquín. Componían la guarnición de Tiliuín una Sección de la Policía y otra de Tiradores de Ifni, unos 60 hombres, de los que una tercera parte eran indígenas.

       A parte de estas acciones en el interior del territorio, la Fuerza Aérea española intensificó sus servicios de transporte, con los cinco Junkers Ju-52 que tenían en Sidi Ifni. El día 25 saltaban en paracaídas 75 paracaidistas (15 de cada avión) de la II Bandera, sobre el puesto avanzado de Tiliuin, en tanto que un sexto lanzaba armas y suministros. Estas fuerzas también quedaron cercadas en el poblado.

         El ataque general del 23 de noviembre tuvo un éxito limitado a la ocupación de los puestos aislados de Policía y de los puestos de importancia del Norte. Sidi Ifni, objetivo principal, había repelido con dureza el ataque.
        
       El día 26 de noviembre quedan algunos puestos, entre ellos, Telata y Tiliuín. Tealta había sufrido el mayor número de bajas, veintidós, pero también era, después de Tigsa, el puesto de guarnición más numerosa.

       El caso de Tiliuín era el más comprometido, sus bajas superaban ya  el  diez por ciento de sus efectivos y los ataques arreciaban en el puesto fronterizo del Sur.
       
       Según el Diario de Operaciones del Grupo de Tiradores de Ifni, el comentario del Gobernador General del África Occidental español, General Gómez Zamalloa, en un resumen de la situación del día 26 de noviembre es claro: “Tiliuín. Situación gravísima. No me extraña se perdiese. Actuación este puesto es verdaderamente heroica”. En lo que se refiere al Teniente Ortiz de Zárate dice: “Sección Bandera Paracaidista apareció cerca de Telata. Los hemos reconocido vía aérea. Teniente fenómeno. Continúa combatiendo”

                 La nueva orden del Estado Mayor Central, fue recibida en la madrugada del día 29 de noviembre, en ella se dispone la liberación de los puestos cercados, aunque imponiendo una serie de condiciones imperativas. La primera y más importante, es que no se haga nada hasta que los refuerzos llegados “aseguren por completo la defensa y mantenimiento de Sidi Ifni”.

        El día 30 termina de llegar a Sidi Ifni la VI Bandera de la Legión, se incorpora una Compañía de Infantería de Marina, desembarca un Batallón expedicionario, el del Regimiento  de Infantería Soria nº 9 y toman tierra los primeros elementos del Batallón de Pavía nº 19. Se inicia el periodo de la recuperación de los efectivos militares y personal civil aislado en los puestos del interior.
  
       Se dispone, como elementos de maniobra, de las dos Banderas de Paracaidistas, la VI Bandera de La Legión, uno de los Tabores de Tiradores, el IV, y dos Compañías del Regimiento Infantería núm. 9. Se propone el Gobernador General con esta fuerza, realmente importante ante los efectivos que pudiera reunir enemigo, liberar en una sola operación a los puestos de Telata. Tilliuín y  Mesti.

      El día 3 por la tarde alcanzaron la zona del Vértice Agri, donde liberaron a la Sección de paracaidistas y, poco después, Telata. Tiliuin fue alcanzado, por tierra, el día 4 y evacuado inmediatamente, replegándose la agrupación el 5, primero sobre Telata y después sobre Biugta, con la protección, a partir de Anamer, de la 1ª Bandera de Paracaidistas, que había acudido desde Biugta. Las fuerzas españolas se replegaron entonces hacia Sidi Ifni, tras desmantelar las instalaciones de Telata y Tiliuin para evitar que pudieran ser utilizadas por el Ejército de Liberación.
      El resultado en conjunto fue muy positivo. Lo que el Mando se había propuesto se había conseguido, a pesar a las adversas circunstancias atmosféricas y a pesar del enemigo. Las guarniciones fueron rescatadas en su totalidad, junto con el personal civil que se encontraba en los puestos, sin que para ello hubiera que librar grandes combates. Este hecho cambió considerablemente el aspecto del conflicto.

       Sidi Ifni, abastecida logísticamente desde el mar por buques de la Armada española y protegida por una línea de posiciones defensivas, establecidas a lo largo de un perímetro de 27 kilómetros y a 8-10 Km. del centro de la ciudad, que para el 9 de diciembre albergaba unos 7.800 defensores, Sidi Ifni resultó inexpugnable. Debido a la orden del EMC en un telegrama al Gobernador General, “Esta línea se defendería a ultranza”.

         Parece ser que Ifni podía ser atacado por fuerzas procedentes del Norte, con conocimiento y ayuda – o sin ellos – del Gobierno marroquí. También podía ser atacado, quizá simultáneamente,  por las bandas concentradas en la región norte del Sahara, abandonada por orden superior y que parecía ser centro de movilización de estos contingentes en el  Sur. La carretera Agadir- Mirleit – Tabelcut –Sidi Ifni podía ser el eje de avance de las partidas del Norte.
         La defensa, para ser eficaz, tiene que tener un carácter activo. Las fuerzas de tierra de Sidi Ifni no podían activar esta defensa hasta que el enemigo no llegara a estar al alcance de sus armas, hasta que alcanzase la posición defensiva. Sin embargo, la Armada y el Ejército del Aire podían llegar con su amenaza o su acción a las zonas en que se incubaba el peligro o a aquéllas que podían ser camino para llegar a Sidi Ifni.
        Ambas se pusieron en práctica.
       Los aviones recibieron órdenes de atacar Tantán, de «bombardear masivamente Tantán". Los buques la de hacerse ver entre Sidi Ifni y Mirleit y, caso de que vea objetivo conveniente, batirle por el fuego.
      Por otra parte, la actividad de las Banderas Paracaidistas españolas fue determinante en la defensa de Ifni. Por primera vez en la historia militar de España se lleva a cabo el empleo táctico  de tropas paracaidistas en acción de guerra; para las Fuerzas Paracaidistas este fue su “bautismo de fuego”.

        El asedio, que duró hasta junio de 1958, transcurrió sin grandes incidentes y relativamente sin derramamiento de sangre, ya que las fuerzas españolas y marroquíes concentraron sus recursos en los escenarios del Sahara español.

     En enero de 1958, Marruecos redobló su dedicación a la campaña contra España, reorganizando todas las unidades militares en territorio español, como el Ejército de Liberación Saharaui. Mientras tanto, la IX Bandera de la Legión es enviada al Sahara español a reforzar las tropas allí estacionadas.

      Para completar los planes trazados desde Madrid, y antes de iniciar la colaboración plena con los franceses, parecía conveniente  hacer una comprobación  que confirmara el grado razonable el concepto de despliegue enemigo y para ello se realizó el último reconocimiento armado.

      Le corresponde esta dura misión a la XIII Bandera de la Legión, bajo las órdenes de su Comandante, Ricardo Rivas Nadal. Con ella había de actuar la 2ª Compañía de la VI Bandera, un destacamento del Grupo de Policía Indígena nº 3, una Sección de Automovilismo expedicionaria y dos vehículos de Transmisiones de la Compañía expedicionaria del Regimiento de Transmisiones de el Pardo.

     A primera hora de la mañana del 13 de Enero de 1958 sale de El Aaiún la XIII Bandera y las unidades de refuerzo, atravesando la Saguia en dirección Sur – Norte. Lleva en vanguardia, en misión de seguridad de la columna, a la 2ª Compañía, mandada por el Capitán Jáuregui.

        A las 10,15 horas, en las proximidades de Edchera, a unos veintiocho kilómetros de El Aaiún,  la vanguardia recibe fuego enemigo procedente de la Saguia. El Capitán ordena a su Compañía atacar a la resistencia aparecida. Conforme avanza contra el enemigo, recibe un fuego cada vez más intenso, bien dirigido, que le produce abundantes bajas. Una vez establecida la base de fuegos, la Bandera inicia el ataque a la resistencia enemiga. 

      Los sangrientos ataques continuaron hasta la caída de la noche, cuando las fuerzas marroquíes, demasiado desperdigadas y sin hombres suficientes para continuar el ataque, se desvanecieron en la oscuridad.

      Al amanecer puso al descubierto la magnitud de las pérdidas. Muerto el Capitán Jáuregui, muertos los Tenientes Gómez Vizcaíno y Martín Gamborino. 
Muertos el Brigada Fadrique Castramonte y el Legionario  Maderal Oleaga pertenecientes a la XIII Bandera, se les concede la Laureada de San Fernando.

     El número total de bajas entre los días 13 y 14 es de ciento doce. De ellos 64 heridos y 48 muertos. Pertenecientes a la XIII Bandera, Transmisiones,  VI Bandera, Grupo de Policía Indígena y dos conductores de Automovilismo.

      El 19 de febrero de 1958 la destrucción del enemigo en la zona de la Sguia el Hamra era un hecho. Por lo tanto, lo que las operaciones en la Saguia el Hamra habían demostrado era la posibilidad de volver a ocupar todo el Sahara español sin especiales problemas.

      Quedaban en el sur de este extenso territorio algunos núcleos de las Bandas Armadas en actitud rebelde. Tenían a su favor, como siempre, su facilidad de ocultación y su conocimiento del medio ambiente. En contra, tenían la escasez de sus efectivos, la actitud de la población y su incomunicación con Marruecos.

      En febrero de este año, tropas franco-españolas lanzaron una importante ofensiva que desmanteló con éxito al Ejército de Liberación Sahariano. La maniobra concebida era que los españoles y los franceses cooperaran en la acción desde sus respectivas posiciones, asignando a los primeros la zona ocupada por el enemigo con mayores efectivos.

      Se crearon, cuatro Agrupaciones de combate, dos españolas y dos francesas. El ejército español, avanzando desde El Aaiún y Villa Cisneros (Operación Teide), junto a tropas francesas que operaban desde Fort Gouraud y de Port Etienne (Operación Ecouvillón), atacaron contundentemente a los marroquíes el 24 de febrero, destruyendo las concentraciones del Ejército de Liberación Sahariano entre Bir Nazaran y Auserd. Por primera vez, el poder aéreo masivamente superior de los europeos fue aplicado, ya que Francia y España desplegaron una escuadra de 130 aviones.

Los carros de combate M –24 desembarcaron en Villa Bens de las barcazas K -2. El apoyo de la Armada fue condición necesaria de la acción terrestre. Diez había en la División de Caballería y los diez fueron al Sahara y resultaron útiles por su acertado empleo.

       Ambas Agrupaciones españolas, el día 21 alcanzan sus puntos de destino iníciales. Los de El Aaiún, Bit Nazaran, por la tarde; los de El Aargub, Auserd, a medio día. El día 22 por la tarde, la  Agrupación que partió de El Aargub se dirigió a la zona de Agracha, cerca de Sebja de Tennuaca, donde de esperaba encontrar resistencia. No tardó, en efecto el enemigo en presentarse a la cita.

       El día 23 de febrero, el Batallón de Cabrerizas perteneciente a esta Agrupación, abordó muy de mañana la posición enemiga. El combate fue duro desde el primer momento. El enemigo, encerrado irremisiblemente entre las dos agrupaciones españolas y las dos francesas, sin ninguna posibilidad de escape, se defendió con tenacidad. Los de Cabrerizas atacaron con dureza legionaria. Fue un combate a muerte entre dos adversarios bien adiestrados y dispuestos a llevar hasta sus últimas consecuencias la lucha. Una lucha sin frentes ni retaguardia, en la que el fuego de las armas aparecía y desaparecía como por arte de magia. Una lucha en la que nadie podía estar seguro en ninguna parte.
       La noche vino a poner un obligado descanso. Las unidades se reagruparon. Vino el recuento de bajas. El doloroso recuento. Habíamos tenido diecinueve heridos.
      La pretendida «limpieza» del sur del Sahara estaba costando más trabajo y sangre de lo que se había pensado. El enemigo, acorralado, estaba dando una prueba de fortaleza inesperada. Parecía lógico que con el nuevo día la resistencia desapareciera.
       No fue así. El 24 estaba previsto perseguir al enemigo. Se esperaba, una vez más, que escapara, que se esfumara, como se esfumó en la Saguia. Pero el enemigo, el poco enemigo que quedaba, vendió cara su piel. Las tierras altas al oeste de la Sebja de Tennuaca fueron nuevamente testigos de una dura lucha, aún más dura que la del día anterior. Era imposible en aquellos cerros rocosos hacer sentir los efectos del superior armamento español. De nada servía la Aviación donde los hombres se escondían en las grietas de las rocas, en los escarpados calizos cortados a pico, en la sombra obscura de las acacias y de las talhas.
        El tributo de sangre de los bravos hombres de Cabrerizas fue aún mayor. Un total  de siete heridos y cinco muertos. Y esta fue, prácticamente, la última sangre que se derramó por España en combate abierto con un enemigo exterior.
      Terminada la acción, las agrupaciones francesas se retiraron de nuestro territorio. Una de ellas por tierra, hacia Fort Gouraud, y la otra por mar, embarcando en Villa Cisneros.

Formación en línea de loa ametralladoras-cañón, compradas en Francia de segunda mano, para el Grupo de Escuadrones de Santiago. Material viejo que dio un excelente resultado tratado por manos expertas.

      Una de las dos Agrupaciones todavía prosiguió las operaciones de limpieza, mientras que la fuerza procedente de El Aaiún se mantuvo en su mayor parte en la región de Bir Nzarán-El Aar ub, pasando a formar parte del IV Tercio de La Legión, Alejandro Farnesio, de guarnición en Villa Cisneros.
        El 1 de Abril se firman los acuerdos de Angra de Cintra entre los Gobiernos español, y marroquí. Por este acuerdo se entregaba a Marruecos Cabo Yuby, entre el río Draa y el paralelo 27º 40´,  excluyéndose Sidi Ifni y el resto del Sahara español.

        A pesar de ello, España acabaría entregando también Ifni once años después, en cumplimiento de la Resolución 2072 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobada en 1965. Esta resolución se refería también a Saguia el Hamra y Río de Oro, agrupadas entonces con el nombre de Sáhara Español, pero el abandono de esta provincia no se produjo hasta 1975, tras la Marcha Verde.