martes

El Ejército

   Por Luís María Ansón.


En un Estado de Derecho como la Monarquía parlamentaria española, las Fuerzas Armadas están bajo el poder civil y solo pueden actuar obedeciendo órdenes del Gobierno que representa la voluntad general libremente expresada. La afirmación de un político tan inteligente como Pedro Morenés, de que el Ejército no actuará “si todo el mundo cumple con su deber” es ambigua y exige una puntualización. El Ejército solo actuará si recibe órdenes del Gobierno legítimo de la nación. No corresponde a las Fuerzas Armadas tomar ninguna iniciativa en este sentido. Deben limitarse a hacer lo que se les ordene.


Ciertamente, el artículo 8 de la Constitución dice: “Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional”. El texto no puede ser más claro pero la decisión de aplicarlo solo corresponde al poder civil. Eso ocurrió en 1934 cuando Lerroux, presidente del Gobierno de la II República España ordenó al general Batet que tomara la Generalidad porque Companys había declarado, no la independencia de Cataluña, sino el Estado catalán dentro de la República federal española, lo que suponía el incumplimiento de la Constitución republicana.
De lo que se trata ahora es de no reproducir confrontaciones pasadas. Hay que emprender la tercera vía que es la del diálogo y el acuerdo. Y si esto no fuera posible, y suponiendo que en las elecciones catalanas se imponga “Juntos por el sí”, aplicar el artículo 155 de la Constitución, inhabilitando a Arturo Mas, nunca encarcelándolo, y suspendiendo parcialmente la Autonomía para lo que basta la Guardia Civil sin necesidad de intervención militar, lo que sería a estas alturas de la democracia española, incongruente.